Ayudar a aprender además de enseñar
Nuestro reto como docentes es conseguir que nuestros estudiantes consigan aprender. Para ello, fijamos los objetivos que se deben alcanzar al finalizar nuestro curso; planificamos las sesiones de clase seleccionando el material adecuado, y al final evaluamos sus logros. Ahora bien, ¿cuáles son las actividades que nos pueden ayudar a conseguirlo? ¿Cómo podemos acompañar a nuestros estudiantes para que aprendan a aprender? En esta entrada compartimos algunos puntos clave sobre este concepto esencial en la formación docente. Además, presentamos algunos ejemplos prácticos que nos pueden ayudar, concretamente en el aula ELE para (pre)adolescentes.
Antes de empezar conviene preguntarnos por qué y para qué queremos incorporar este tipo de actividades en el aula ELE para adolescentes y cómo presentarlas de modo atractivo a nuestros jóvenes estudiantes. Podemos ver la importancia del desarrollo de la competencia de “aprender a aprender” con las palabras de Héctor Ruiz Martín: «En clase, podemos dedicar el tiempo que tenemos a enseñarles todo lo posible, o podemos dedicarlo a ayudarles a aprender todo lo posible».
Las actividades de este tipo les sirven a nuestros jóvenes estudiantes para “aprender todo lo posible”. Sin embargo, lo lograremos realmente solo si prestamos atención a su dimensión individual, tan especial en esta etapa. Por eso, las actividades que llevamos a clase deben invitar a:
- Alcanzar un mayor grado de autonomía.
- Reflexionar sobre los procesos mentales empleados para realizar una tarea.
- Tener el control del propio proceso de aprendizaje.
- Saber evaluar el proceso de aprendizaje.
- Tomar decisiones sobre qué aspectos mejorar en el futuro.
Presentamos una secuencia de actividades extraída de Reporteros internacionales 1 (pág. 115) para ilustrar los 5 puntos anteriores.
En esta secuencia se les ofrece a los estudiantes una experiencia de aprendizaje diferente en la que echan mano de su creatividad. Veamos paso a paso los elementos que nos facilitan crear un contexto para llegar a cumplir con nuestro objetivo: conseguir que nuestros estudiantes logren aprender de una forma significativa.
1. Un mayor grado de autonomía
Lo primero que se le pide al estudiante es seleccionar las palabras que colocará en su nube. Es importante dejar que se tome su tiempo para recordar, visualizar lo que ha aprendido y que logre crear vínculos mentales para lograr un aprendizaje significativo. Nuestros estudiantes alcanzan un mayor grado de autonomía si se les presentan estímulos variados, así pueden activar diferentes estrategias de aprendizaje.
Además, en la tercera actividad, se invita a los estudiantes a que escriban las palabras de su nube usando diferentes colores, formas y tamaños. Dejándoles autonomía para que creen su nube de palabras personalizada, pueden aprender a identificar su propio estilo de aprendizaje. En este caso, existe una alternativa digital que resulta muy atractiva para el desarrollo de la autonomía, porque emplean recursos tecnológicos de una forma provechosa para su aprendizaje.
En la plataforma campus.difusión.com, dentro de Formación > Enseñanza a distancia > TIC, se nos ofrece la siguiente herramienta.
2. Reflexionar sobre procesos mentales
La segunda actividad nos sirve de ejemplo para ver cómo conseguir que nuestros estudiantes reflexionen sobre sus procesos mentales para realizar una tarea. Aquí se les pide que clasifiquen las palabras entre positivas y negativas. Así, les damos la oportunidad de que tomen decisiones sobre su interpretación de la realidad, es decir, de lo que significa para ellos “algo positivo” y “algo negativo”.
También deben organizar o mezclar las palabras a su gusto. Mientras hacen está clasificación, están creando vínculos entre las palabras, haciendo que se fijen en la memoria de forma más profunda.
3. Tener el control
Otro aspecto a destacar de esta segunda actividad es que el estudiante puede tomar el control de su propio aprendizaje cuando está eligiendo las palabras que quiere colocar en su nube. Para ello, consulta el libro, repasa los ejercicios que se han hecho, revisa los apuntes y esquemas del cuaderno. Aquí el estudiante pone en marcha diferentes estrategias de aprendizaje, y no olvidemos que este es un paso necesario para llegar a nuestro objetivo didáctico.
En este momento, puede ser oportuno sugerir la consulta del glosario de la unidad como material de apoyo para seleccionar las palabras.
4. Evaluar el proceso
Uno de los momentos cruciales en el desarrollo de la competencia de “aprender a aprender» es la autoevaluación, es decir, cuando el estudiante aprende a evaluar su proceso de aprendizaje. Por eso, introducimos la ficha de autoevaluación que aparece en el Libro del profesor (p. 102).
Como se puede ver, son cuatro preguntas que no se centran solo en el contenido lingüístico. También, hay un espacio para que el estudiante valore lo que es importante y original desde su dimensión individual.
En este caso, la autoevaluación va acompañada de la valoración del docente: a estas edades es necesario guiar a los estudiantes para poder reconocer su logros y sus aspectos menos fuertes.
5. Tomar decisiones para mejorar
El estudiante consigue tomar conciencia sobre los aspectos que debe mejorar en su futuro de un modo claro usando las tres caritas como instrumentos de evaluación, que representan tres niveles (bien, regular y mal), que son simples y fáciles de aplicar.
Si se cree necesario, se puede acompañar con una retroalimentación formativa: ¿Qué palabras de tu nube no están relacionadas con el tema? ¿Has pensado en alguna palabra importante para ti (relacionada con el tema) en tu lengua y no sabes cómo se dice en español?
Asimismo, es muy importante que durante la autoevaluación el estudiante le dé un significado a lo que está aprendiendo, lo cual se consigue en esta ficha con la pregunta “¿Hay palabras importantes para ti?”.
Para acabar, la última pregunta de la ficha (“¿Es original?”) resulta muy motivadora para el desarrollo de la creatividad en estas edades.
Las actividades de “aprender a aprender” son necesarias para lograr que los estudiantes se sientan los verdaderos protagonistas de su aprendizaje. Por eso, te invitamos a darles el espacio merecido en tus clases y sacar el máximo provecho al material que tengas a tu disposición.
Si quieres saber más sobre este tema:
MORA, Francisco. Neuroeducación. Ed. Alianza (2017).
RUÍZ MARTÍN, Héctor ¿Cómo aprendemos? Una aproximación científica al aprendizaje y la enseñanza. Ed. Graó (2020).
AA.VV. Cuadernos de didáctica. La formación del profesorado de español. Innovación y reto. Capítulos 2 y 3. Ed. Difusión (2017)
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