Clases de textos y textos de clase
Los textos (orales y escritos) son la materia prima con la que se elaboran los manuales y de la que se nutren nuestras clases de ELE. Docentes y autores/as de materiales tenemos que trabajar esa materia prima para convertirla, junto con las propuestas de explotación, en una herramienta que favorezca un aprendizaje de calidad. Para que esto suceda debemos, previamente, hacernos una serie de preguntas: ¿qué clases de textos debemos usar? ¿Es siempre posible o recomendable usar textos auténticos? ¿Por qué crear textos? ¿Cómo diseñar tareas significativas a partir de los textos? ¿Qué características debe tener un buen texto?
“Ser competente en una L2 es ser capaz de desenvolverse con textos de esa lengua”. Así lo afirma el maestro Martín Peris, una de las voces más autorizadas a la hora de hablar sobre el trabajo con textos en el aula de ELE. Esto quiere decir que la competencia textual es el eje del aprendizaje de una lengua. Por tanto, una de las tareas más importantes de quienes enseñamos y/o creamos materiales es trabajar de manera adecuada con los textos. Recordemos que la palabra “texto” puede referirse tanto a una pintada en la pared que dice “Te amo, Luci” (maravilloso el paisaje lingüístico) como a la última novela de mi admirada Belén Gopegui. Y que pueden ser de naturaleza oral o escrita, si bien en este artículo nos referiremos a los textos escritos.
¿Qué textos llevamos a clase?
Como docentes de ELE, a la hora de trabajar con textos solemos recorrer estos dos caminos:
- Del texto a la lengua: el radar que cualquier profe de ELE lleva en su interior detecta en alguna situación de su vida personal o social un texto ideal, lo didactiza y lo lleva a su clase.
- De la lengua al texto: tenemos que presentar un contenido lingüístico y necesitamos un documento en el que se use esa lengua, que despierte interés, que aporte un contexto significativo, etc.
En el primer caso, obviamente, trabajaremos con un texto auténtico. La vida diaria nos regala materiales textuales valiosísimos (anuncios publicitarios, noticias, artículos, memes, literatura, hilos de Twitter, publicaciones de Instagram, podcasts, vídeos de TikTok o Youtube, etc.). Son muestras lingüísticas reales, vivas, transmisoras de contenidos y valores culturales y sociales. Esto es lo que se hace, por ejemplo, con la prensa escrita en los textos de Hoy en clase.
En el segundo caso, es posible encontrar también, por qué no, un texto auténtico que nos proporcione un contexto significativo para trabajar un determinado contenido lingüístico (que levante la mano quien no haya utilizado la publicidad para trabajar las formas del imperativo). Pero no es fácil encontrar un texto auténtico que contenga un buen número de aquellos elementos lingüísticos que queremos trabajar. En tal caso, podemos crear un texto que respete las características de uno auténtico y anegarlo (input flooding) con el léxico o contenido gramatical que queremos trabajar (veremos cómo hacerlo más adelante).
No es fácil encontrar un texto auténtico que contenga un buen número de aquellos elementos lingüísticos que queremos trabajar
Clases de textos
¿Nos vestimos de la misma manera para ir al gimnasio que para ir a una boda? Obviamente, no: el tipo de ropa que usamos depende de la situación social en la que nos encontramos. Pasa lo mismo con los textos que llevamos a clase: la posición que ocuparán en la secuencia didáctica, su objetivo pedagógico o las características del grupo meta son factores que van a determinar la elección de un texto.
Si atendemos a su posición en la secuencia didáctica, es frecuente usar textos auténticos, por ejemplo, como disparadores para la interacción oral o escrita o para activar conocimientos previos al inicio de una actividad. Es habitual, asimismo, recurrir a la elaboración de textos para contextualizar de manera significativa un contenido gramatical, léxico o discursivo.
Un texto creado específicamente para el aula nos permite incluir un mayor número de ocurrencias del fenómeno lingüístico que queremos presentar; es decir, nos permite anegar el texto del contenido gramatical o léxico objeto de aprendizaje. Si con este fin hemos conseguido crear un texto que resulta verosímil (que más adelante llamaremos autentificable), los pasos siguientes son:
- Destacar el input que vamos a trabajar mediante algún recurso gráfico (cursiva, color, subrayado, etc.).
- Crear actividades para conectar la forma con el significado y que permitan al estudiante expresar su identidad y sus intereses.
Seguro que ya te has dado cuenta de que esta forma de trabajar los contenidos léxicos y gramaticales tiene su base teórica en el modelo de procesamiento del input descrito por VanPatten (1995), según el cual para adquirir un determinado contenido lingüístico el/la estudiante debe, en primer lugar, percibirlo en un contexto significativo.
Veamos un ejemplo de todo lo anterior con una actividad del manual Campus Sur (A1-B1, p. 173).
Se trata de una actividad de reflexión sobre la lengua que se encuadra dentro del epígrafe “Características del texto”. En este caso, se trabajan los mecanismos de cohesión textual y la actividad presenta la siguiente secuencia:
Apartado A: activación con un texto auténtico
Dado que el objetivo principal en esta fase es motivar, despertar el interés del/de la estudiante, la curiosidad que despierte el texto es aquí el factor primordial para su elección. Es por ello que en este caso se ha elegido un texto literario: un cuento breve con una bicicleta como protagonista («una bici soñadora y curiosa»). ¿A que dan ganas de seguir leyendo? Como en este caso el foco no está en la lengua, nos podemos permitir recurrir a un texto auténtico, incluso si no contiene aquellos contenidos que queremos trabajar. Las preguntas que acompañan al texto van en el mismo sentido: despertar el interés. Sirven de disparador para formular hipótesis sobre el texto que ofreceremos en B.
Apartado B: propuesta de input mediante un texto “fabricado”
Resultaría imposible encontrar un texto auténtico que incluyera todos los recursos previstos en el sílabo, en este caso los elementos que le dan cohesión, por lo que se propone ahora un texto “fabricado” con fines pedagógicos para ofrecer una muestra representativa en la que aparezca el contenido lingüístico sobre el que queremos poner el foco. La actividad aporta, por tanto, un texto al que podemos llamar autentificable: un texto elaborado con fines pedagógicos, pero extremadamente fiel a las características de la tipología que quiere representar; un texto que no existe fuera del ámbito pedagógico, pero podría existir.
El proceso de creación de un texto de este tipo es arduo: debemos buscar muchos ejemplos del tipo de texto que queremos crear y, al mismo tiempo, comprobar si resultaría verosímil y natural la inserción en él de aquellos contenidos gramaticales, léxicos, funcionales o discursivos que son objetivo de aprendizaje. Un trabajo de edición y diseño añadirá autenticidad a través de elementos paratextuales (imágenes, tipografías, etc.). Siempre sin olvidar que, por encima de todo, el texto debe seguir siendo interesante per se. Hagámonos siempre esta pregunta fundamental: ¿es un texto que mis estudiantes querrían leer en su lengua materna?
Volvamos ahora al texto sobre Beciclos. Los contenidos objeto de aprendizaje aparecen subrayados. Declaramos, pues, abiertamente (¿por qué no?) qué queremos observar, qué formas vamos a trabajar. Sin embargo, la primera actividad que proponemos realizar con el texto no es observar estas formas, sino una actividad centrada en el significado, muy similar a lo que normalmente hacemos cuando leemos un texto (en este caso, comprenderlo para comprobar nuestras hipótesis). Y es que, probablemente, poco podremos observar o analizar sobre el funcionamiento de la lengua sin haber entendido previamente lo que se está comunicando con ella.
Apartados C, D y E
Las actividades C y D están diseñadas para conectar el significado con la forma mediante un trabajo de observación y reflexión sobre el funcionamiento de los elementos lingüísticos focalizados. Por último, la actividad E conecta el texto con el mundo del estudiante al proponer una tarea creativa en la que tiene ocasión de reutilizar los contenidos observados.
En conclusión, cuando decidamos llevar un texto a clase (ya sea auténtico o autentificable), preguntémonos: ¿se adecua a las diferentes situaciones de aprendizaje? ¿Es lo suficientemente rico como para crear a partir de él tareas significativas y de observación de lengua? Y, por encima de todo, ¿es lo suficientemente interesante per se? Si la respuesta a estas preguntas es sí, ¡adelante!
Bibliografía
Documentos reales y aprendizaje comunicativo en el aula. Ernesto Martin Peris. UPF. Barcelona. http://preview2.awardspace.com/ernestomartin.com/wp-content/uploads/2008/12/aprendizaje_comunicativo.pdf
Técnicas de enseñanza basadas en input para la adquisición de la gramática en la sala de clase. Claudia Fernández. Revista Nebrija de Lingüística Aplicada a la Enseñanza de las Lenguas. Número 13. https://www.nebrija.com/revista-linguistica/tecnicas-de-ense%C3%B1anza-basadas-en-input-para-la-adquisicion-de-la-gramatica-en-la-sala-de-clase.html
Teleseminario de Neus Sans: Textos, textos, textos… Cuáles, para qué y cómo. https://www.youtube.com/watch?v=BW7Fw7wFnG4
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