Editorial Difusión
BlogEl léxico no se acumula, se construye
ISSN: 2938-5857

El léxico no se acumula, se construye

El léxico se construye
Autor: Iñaki Tarrés

En esta entrada vamos a hablar de la construcción del léxico y de las habilidades que nuestros estudiantes de ELE desarrollan de forma intuitiva para ello, algo que podemos tratar explícitamente en clase dado que es una habilidad natural del aprendiz. En lo que sigue, usaremos indistintamente los términos “vocabulario” y “léxico”.

Mis alumnos solían quejarse de que les cuesta recordar las palabras. Les costaba hablar con fluidez al intentar recuperar de su memoria palabras muy básicas, y eso les molestaba o, en otros casos, les frustraba. Me costó cambiar sus hábitos en cuanto al aprendizaje del léxico. Leer sobre cómo se aprenden las palabras me ayudó a desarrollar estrategias de clase, que vinieron acompañadas de los materiales correspondientes cuando empezamos a usar el manual Bitácora.

El Diccionario de términos clave de ELE del Instituto Cervantes define el lexicón mental como un conocimiento interiorizado cuya primera característica es una organización que permite al hablante “reconocer y/o utilizar las unidades muy rápidamente”, es decir, determina, en especial, la fluidez en la expresión oral y escrita. La otra característica no menos importante es que se amplía constantemente. Estaría conformado, por tanto, no solo por las palabras que cualquiera de nuestros estudiantes sabe de español, sino que incluiría una manera concreta de saberlas, una relación de determinación entre ese conocimiento implícito y su uso por parte del estudiante.

el lexicón mental como un conocimiento interiorizado cuya primera característica es una organización que permite al hablante “reconocer y/o utilizar las unidades muy rápidamente”

Hablamos, por tanto, de organización, necesaria dada la cantidad de términos que incluye, y que, como decíamos, es un componente lingüístico en permanente expansión; pero hablamos también de reconocimiento, y finalmente de uso. Son tres habilidades cognitivas fundamentales asociadas al vocabulario, y tienen como resultado la creación del lexicón mental. De hecho, es evidente para cualquier profesor de ELE que la habilidad de reconocimiento normalmente es mucho más potente que las otras dos, pues los estudiantes desarrollan estrategias prácticas como la comparación entre idiomas que les ayudan a reconocer palabras parecidas o incluso exactamente iguales (los llamados “cognados”). Pero eso no es lexicón mental. En el caso de los cognados, por ejemplo, se entiende que no se ha creado una unidad léxica integrada con las adquiridas anteriormente, simplemente se han asociados dos piezas léxicas:

probar / prove (inglés) / prouver (francés) / próbować (polaco ) / probieren (alemán)

Es evidente que los significados no coinciden aunque coincida la forma. Aunque el uso de cognados en los primeros estadios del aprendizaje es muy útil, la creación del lexicón opera en todo el proceso de aprendizaje. El ejemplo nos vale para ilustrar un hecho: reconocer una palabra no implica ni saber incluirla en una estructura, ni saber utilizarla. Todos hemos visto como un estudiante puede recuperar un cognado, aprendido rápidamente a partir de muy poco input, y utilizarlo en una frase que le lleva a resultados estrepitosos y a efectos muy poco comunicativos. Cualquier profesor puede aportar múltiples ejemplos de ello, y es lo que hacemos algunos cuando viajamos a Italia y creemos que hablamos italiano con palabras españolas superficialmente italianizadas.

Saber manejar el léxico de una lengua extranjera tampoco consiste en lo que se aprecia en la producción de una estudiante que ofrecemos a continuación. Si nos fijamos en las palabras destacadas, veremos multitud de fenómenos: confusión en el registro, en la connotación, en la tipología textual o errores de combinación, en la selección léxica, etc.

Siempre había soñado con el amor a primera vista pero tenía que esperar hasta el veinte. Entonces, he conocido a K., desde hace 3 meses. Tome en cuenta que belleza es efímera pero me ha impresionado mucho su aspecto exterior. Es un hombre atractivo, musculoso…, simplemente está como un tren.

K. es un hombre maduro, alto, ancho de espaldas. Por supuesto, está bien proporcionado.

Por lo demás, las cualidades de su aspecto exterior que admiro más son: el cuerpo bronceado, la cara huesuda, la calvicie, los ojos almendrados, el lunar en su carrillo y las piernas. Sin embargo, como cada uno de nosotros, tiene también los defectos. Por ejemplo, el nariz respingona, las orejas despegadas o las pies gruesos. No obstante, estoy enamorada como una loco, por lo tanto, no me importan sus defectos.

Me gusta mucho cuando guiña o echa un vistazo a hurtadillas a mí, y me vuelva loca cuando me acaricia con las puntas de los dedos. Su piel es tan blando, simplemente creada por las manos del Creador, para rozarlo.

Todas estas confusiones se deben, probablemente, a que la estudiante recurrió a un diccionario sin contrastar con otras fuentes que le permitiesen confirmar el uso del léxico.

Volvamos, pues, al párrafo inicial, y limitemos un poco más el centro de interés: el lexicón mental es una estructura organizada que permite usar palabras. Sin estructura interna del léxico no se pueden utilizar las palabras: la fluidez, en expresión oral, está directamente determinada por el hecho de que nuestros estudiantes dispongan de un lexicón mental adecuado a lo que quieren o necesitan decir. Desesperados, los estudiantes se preguntan por qué les cuesta tanto recordar las palabras más simples como ir, venir, llegar, entrar, salir, subir, bajar… ¡Un momento! Al recordar las palabras que ellos no recuerdan, he usado justamente el mecanismo que intento demostrar: que no existen las palabras aisladas, que se estructuran en nuestro lexicón. Sin apenas pensarlo me han salido palabras que en mi estructura mental están ya agrupadas. A cualquier nativo le pasaría, y para cualquier nativo es obvio que las palabras están agrupadas en su conocimiento lingüístico, y eso facilita su recuperación rápida, casi inmediata. Y si es así, ¿por qué no hacerlo sistemáticamente en nuestras clases?

Es justamente lo que propone este ejercicio de Bitácora 2 Nueva edición: hay que hacer grupos de palabras a partir de criterios establecidos por el ejercicio previamente. Y hay que hacerlo desde los primeros estadios del aprendizaje. Esta tarea necesita un aporte léxico que está en la nube de palabras de la unidad. Aquí tienes dos ejercicios, A y B, que tienen como objetivo aprender a organizar palabras. Intenta hacerlo antes de seguir leyendo.

Tanto el alumno como el profesor disponen de los dos elementos necesarios para la tarea, el aporte de palabras y el criterio de agrupamiento. No es necesario hacer el esfuerzo cognitivo extra de recuperar de la memoria las palabras necesarias, con lo que nos podemos concentrar, cognitivamente hablando, en la tarea: agrupar palabras. Observa que en este caso hay dos criterios diferentes, los puedes distinguir: por un lado, un criterio puramente gramatical, por otro un criterio semántico (me atrevería a decir, cognitivo).

la fluidez, oral y escrita, necesita que se estimule desde los primeros momentos un aprendizaje organizado del léxico

Quedémonos con la idea fundamental: la fluidez, oral y escrita, necesita que se estimule desde los primeros momentos un aprendizaje organizado del léxico.  Esto lleva a la creación de ese lexicón del que hablábamos más arriba. Su estructura debería corresponder en la medida de lo posible a la lengua meta, en nuestro caso el español, y no a la que ellos tienen en su L1. Parece demostrado que los estudiantes transfieren la estructura léxica que tienen en su lengua. Una de las bases de esa estructura es la agrupación. Se aprenden palabras integrándolas en una estructura, se recuperan con rapidez y corrección si están bien integradas en su conocimiento de la lengua meta, un conocimiento que continuamente sufre reajustes, los cuales provocamos y ayudamos a resolver con éxito en clase.

Te dejamos aquí un par de preguntas para explotar aún más estas nubes de palabras, y piensa que no es necesario que los criterios cubran todas las palabras de la nube: ¿Crees que a partir de la nube de la Unidad 2, podrías establecer nuevos criterios? ¿Crees que los alumnos podrían establecer nuevos criterios? ¿Les propondrías a ellos establecerlos?

Si quieres ver otros ejemplos de actividades como estas…

Observa también en Bitácora 2 Nueva edición cómo pueden cambiar los criterios de organización: página 23, ejercicio A; página 47, ejercicio A; página 95, ejercicio A.

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