Aquellos maravillosos años: enseñando ELE a mayores (60+)
El número de estudiantes mayores (60+) en nuestras aulas es cada vez mayor. Primero, porque los humanos somos cada vez más longevos y, segundo, por los demostrados efectos positivos del aprendizaje de lenguas ante el envejecimiento. Hasta el momento, los programas de formación de profesores de ELE han prestado escasa atención a los requerimientos de este sector del alumnado, por lo que a menudo los docentes se sienten inseguros cuando sus estudiantes séniores muestran dificultades en clase. En nuestro campo, el desarrollo de una metodología específica para adultos mayores es complicado a causa de la gran heterogeneidad de este grupo de edad. Existen, no obstante, ciertos patrones recurrentes en sus experiencias al aprender una lengua. Reconocerlos e identificar qué factores los determinan nos permitirá seleccionar actividades que fomenten el aprendizaje e integración en el aula de este tipo de estudiantes.
¿Cuáles son esos factores? Planteamos a continuación cuatro de ellos, que consideramos esenciales en un primer acercamiento a ese tema.
1. El envejecimiento suele ir ligado a la pérdida de memoria, especialmente de la memoria de trabajo. No debe extrañarnos que nuestros estudiantes mayores a menudo comenten que necesitarían más tiempo del que les damos para realizar una actividad en clase, sobre todo cuando se trata de aplicar algo que se acaba de aprender. Además, cuando enseñamos con un enfoque orientado a la acción, a menudo empleamos actividades bifocalizadas (ver post), que, de ser propuestas demasiado pronto en la secuencia, constituyen un verdadero reto para personas con déficit de memoria.
2. Con la edad perdemos progresivamente capacidades perceptivas, especialmente la audición. Es por ello que en la enseñanza a estudiantes mayores se recomienda ofrecer abundantes apoyos escritos. Con esto no nos referimos únicamente a las transcripciones o subtítulos de las comprensiones auditivas y/o audiovisuales, sino también a modelos de lengua o incluso a sus propias anotaciones preparadas antes de una interacción oral. Cabe señalar que, junto con la lectura, las actividades que implican conversación y comunicación en clase abierta son las que les reportan un mayor disfrute, siempre y cuando se puedan preparar con antelación y el tema les interese.
3. Los intereses de este sector del alumnado están estrechamente relacionados con la motivación. Sus motivos para aprender español suelen ser diferentes a los de un alumnado más joven. De hecho, por lo general, los estudiantes mayores afirman estudiar español para poder comunicarse cuando viajan, además de para mantenerse mentalmente en forma. Es un grupo, además, asertivo respecto a sus intereses y preferencias. Así, suelen destacar lo importante que es para ellos tratar en clase temas de su interés o cercanos a sus vidas, ya que, si no, a menudo “desconectan”.
4. La dimensión emocional adquiere gran relevancia para este grupo de edad, apreciándose en su caso una especial sensibilidad al clima de clase. Así, anteponen sentirse a gusto en clase a otros muchos aspectos. No es raro que, cuando se sienten cómodos, se conviertan en estudiantes muy fidelizados en relación al centro, su profesor/a y sus compañeros/as. Destaca, por otra parte, su también alta sensibilidad a las malas experiencias, que suelen llevarlos al abandono del curso.
Junto con la lectura, las actividades que implican conversación y comunicación en clase abierta son las que les reportan un mayor disfrute
Tras esbozar estos factores, cabe plantearse hasta qué punto podemos considerar las necesidades de este alumnado en grupos mixtos, sin descuidar al resto y sin desviarnos de nuestros objetivos. A continuación, mostramos cómo una adecuada selección de actividades hace posible enseñar español de manera comunicativa y enfocada a la acción respetando la diversidad del aula e integrando al alumnado mayor. Tomaremos como ejemplo para ello la siguiente actividad de Aula internacional 2 Nueva Edición (p. 114):
Partimos de que se trata de una actividad de práctica comunicativa bastante libre, con la dificultad que este tipo de actividades conlleva. De hecho, las prácticas libres implican un cierto dominio de los nuevos recursos adquiridos en la unidad, la movilización de otros ya conocidos pero necesarios, menos andamiaje y, en suma, una mayor complejidad para el alumnado. No obstante, gracias a la selección y combinación de destrezas implicadas, los apoyos ofrecidos, el tema tratado y la secuenciación de su desarrollo, esta actividad constituye un ejemplo de práctica comunicativa que permite dar respuesta a las necesidades habituales de los alumnos mayores, además de cumplir los objetivos de esa parte de la unidad y desarrollar la clase de manera inclusiva.
¿Por qué? ¿Qué tiene de especial esta actividad? Vayamos por partes:
- Adecuada selección y combinación de destrezas, considerando la fase de la unidad en que se enmarca. Así, esta primera práctica comunicativa libre de los recursos aprendidos en la unidad se plantea, primeramente, como expresión escrita, exigiendo una menor demanda cognitiva de lo que supondría proponerla de manera oral.
- Suministro de apoyo escrito. La contextualización e impulso de la actividad se realiza mediante un texto escrito, requiriendo menos esfuerzo cognitivo que si se hiciese a partir de un texto oral o incluso imágenes que haya que interpretar. Subrayamos que dicho texto sirve, además, como modelo para su posterior producción.
- Secuenciación adaptable. Dependiendo de las necesidades del grupo, la actividad puede realizarse, en vez de en una sola sesión, en dos. Así, los estudiantes tendrían oportunidad de empezar A en clase y terminar su texto en casa (con lo que tendrían más tiempo). Después, podrían enviárselo su profesor/a para su corrección y recibirlo ya corregido antes de realizar B en la siguiente sesión (lo que proporciona una mayor seguridad ante el grupo).
- Tema tratado. El tratamiento de contenidos autobiográficos puede resultar especialmente ventajoso para el alumnado mayor por varios motivos:
*Al ser un tema que conoce bien, el estudiante necesita invertir menos recursos cognitivos (como memoria de trabajo) para construir el contenido de su producción, lo que le permite prestar atención al correcto uso de los nuevos recursos. Recordamos cómo se ha demostrado que las personas mayores recuerdan especialmente bien ciertas etapas de su juventud.
*Está vinculado con las propias vivencias y modo de ser, lo que favorece una mejor y más permanente asimilación en la memoria.
*Desde un punto de vista afectivo, fomenta la generación de recuerdos sobre momentos memorables en sus vidas. Como es sabido, memorizamos mejor aquello que sentimos.
*Al compartirse elementos de la propia identidad, se crea una relación personal más estrecha entre los integrantes del grupo, lo que fomenta un clima positivo en el aula.
Aunque nuestra experiencia con esta actividad ha sido siempre muy positiva, conviene considerar que quizá no todos nuestros estudiantes quieran hablar de su infancia. En ese caso, podemos ofrecerles escribir sobre otra época de sus vidas (cuando tenía 20 años…) o bien escribir sobre alguna persona famosa.
Sugerimos ciertas posibilidades de explotación que podrían ayudar a rentabilizar aún más la actividad:
- Si se propone realizar A y B en dos sesiones diferentes, el docente puede recopilar todos los textos en un mismo documento, ya corregidos y sin el nombre de quien lo ha escrito. De este modo, el intercambio de información se produce entre todo el grupo.
- El profesor puede integrar en ese documento su propio texto a modo de sorpresa, sin avisar de que lo ha incluido. Recordamos la importancia de la buena y estrecha relación del alumnado mayor con su profesor/a.
- Puede plantearse B en dos fases: 1) comprensión de lectura y 2) interacción oral para buscar al autor/a de cada texto haciendo preguntas. Esta propuesta de interacción oral cumpliría con la necesidad de preparación previa, manifestada habitualmente por el grupo de adultos mayores, ya que previamente han estado trabajando en su texto.
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Bibliografía
Arnold, J., y Foncubierta, J. (2019). La atención a los factores afectivos en la enseñanza de ELE. Madrid: Edinumen.
Gabryś-Barker, D. (ed.) Third age learners of foreign languages. Bristol: Multilingual Matters.
Pfenninger, S., y Singleton, D. (2019). A critical review of research relating to the learning, use and effects of additional and multiple languages in later life. Language Teaching, 52(4), 419-449. doi:10.1017/S0261444819000235
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