Clases con humor: facilitar el aprendizaje con una sonrisa
Hoy en día nadie duda de los beneficios que tiene incluir el humor en nuestras clases de lengua. Por un lado, contribuye a crear un ambiente más agradable, lo que reduce la ansiedad y propicia la comunicación. Al mismo tiempo, el material que plantea situaciones cómicas o divertidas nos da la posibilidad de acercar a nuestro estudiantado muchos aspectos culturales y lingüísticos a partir de un input interesante y que capta su atención. En este post veremos cómo aprovechar este recurso y qué aspectos debemos considerar para que no se convierta en un arma de doble filo.
La clave para introducir el humor en clase está sin duda en la elección del material y el trabajo que se hace con él. Además, no podemos perder nunca de vista el hecho de que la apreciación del humor es diferente en cada persona. La colección de vídeos Micropelis (en Campus Difusión) es un excelente ejemplo del tipo de material que se puede llevar al aula para facilitar el aprendizaje a partir del humor y con humor.
Cuando seleccionamos este tipo de muestras, debemos recordar que el humor siempre lleva de la mano un componente de burla. Por eso, es importante que empecemos por aquellas que hacen uso de la caricatura y/o se basan en la construcción de los llamados personajes planos. En el primer caso, la deformación y la exageración de la realidad, como afirma Alonso García, se transforman en una lupa con la que podemos darnos cuenta mucho mejor de los pequeños detalles que los humoristas eligen para reflejar el lado absurdo, cómico o contradictorio de un personaje público, de una institución o una sociedad. En el segundo caso, nos encontramos con figuras que se comportan de una forma previsible para el observador, que no requieren presentación y que son fáciles de recordar.
Las Micropelis reúnen estas dos características. En los vídeos se recrean situaciones que parodian distintos géneros audiovisuales y proponen una historia divertida con un final siempre inesperado y sorprendente. Además, el público puede relacionar rápidamente los personajes con las figuras más habituales del género audiovisual que se está parodiando.
Para ver cómo están planteadas las Micropelis y las actividades de las fichas que acompañan al material audiovisual, hemos seleccionado como ejemplo “Me gusta”, ya que es un recurso que suele dar muchísimo juego en el aula y que, sobre todo, nos permite incorporar el humor al principio del nivel A1 (un nivel en el que, curiosamente, se hace muy poco uso de muestras de humor).
En esta historia un chico y una chica se encuentran por casualidad en un parque, empiezan a hablar y descubren que tienen gustos muy parecidos aunque no exactamente iguales. Con este argumento es fácil imaginar que el género que se parodia es la comedia romántica.
La clave para introducir el humor en clase está sin duda en la elección del material y el trabajo que se hace con él
¿Y cómo se puede explotar este material? Lo cierto es que se puede trabajar de muchas formas. El esquema de trabajo sería exactamente el mismo que con cualquier otro tipo de texto: actividades preliminares (antes del visionado), actividades durante el visionado y actividades para después del visionado.
Siguiendo las sugerencias de la ficha del profesor, empezaremos con el visionado del corto. Así centraremos toda la atención en el significado. Un paso clave es dar la posibilidad de hacer hipótesis sobre lo que va a ocurrir. La evidente parodia lleva a pensar automáticamente en un final feliz, por lo que el desenlace casi siempre sorprende. La sonrisa se va abriendo camino y se contagia. Esto propicia un ambiente relajado y distendido que ayuda a entrar en una fase de trabajo centrada en la forma.
Son tantas las posibilidades que hay para explotar el texto que conviene centrarse en una. De hecho, sería contraproducente agotar todo su potencial de una vez porque, tal y como nos recuerda Alonso García, “el humor posee una característica que lo hace único: cuanto más se lo explica, más se corre el riesgo de que su gracia o chispa desaparezca”. Si nos fijamos en las actividades que se proponen en la ficha del alumno, después del visionado, la atención se dirige principalmente a la práctica de los recursos para hablar de gustos y preferencias. Como la micropeli muestra un breve diálogo, resulta especialmente adecuado para observar mecanismos de la conversación y trabajar los pronombres tónicos de completo indirecto y las construcciones para mostrar acuerdo (a mí también, a mí tampoco) o desacuerdo (a mí no) en un contexto bastante natural gracias a la licencia de la parodia.
Al final, se propone una tarea en la que se puede aplicar todo lo visto anteriormente de una forma creativa. Lo realmente interesante es que no se exigen al estudiante “demostraciones de creatividad excesivamente complejas, que pueden llevar a bloquearle” (Alonso García: 2005). Al contrario, el adecuado nivel de exigencia de la tarea les permite aplicar el humor sin esfuerzo.
¿Y se puede volver a trabajar con una misma micropeli más adelante o en niveles superiores? Sin duda. En las actividades que hemos visto antes, la atención se centraba en la gramática, pero este recurso es también un excelente material para practicar aspectos relacionados con la prosodia o el lenguaje no verbal. Y esto se puede aplicar al resto de historias.
Por otra parte, en los manuales del nivel B1 o B2, por ejemplo, siempre hay unidades en las que se trata el tema de las películas y series. Podemos crear un documento con las sinopsis de algunas de las Micropelis y en clase preguntar a nuestros/as estudiantes con qué película las relacionan. Luego, se puede hablar de los ingredientes de una buena comedia romántica o de un drama (u otro género que elijan) y, a continuación, escriben en parejas o en grupos la “receta” para convertir una película de uno de estos géneros en un éxito de taquilla. Por último, se ven algunas Micropelis y cada pareja o grupo menciona qué elementos de su receta han reconocido en ellas.
También puede ser el momento para reflexionar sobre el recurso de la parodia: ¿qué se exagera? ¿Por qué? ¿Qué efecto tiene en la persona que observa? Y estas son solo algunas de las muchas ideas que se pueden poner en práctica a partir del material.
Antes de “bajar el telón” y concluir este post, solo un par de recomendaciones a modo de resumen para llevar algo más de humor a tus clases:
- Valora la dificultad de la muestra.
- Ten en cuenta su nivel potencial de polémica
- Céntrate en uno o dos objetivos: léxicos, gramaticales, pragmáticos o interculturales.
- Activa la creatividad, pero sin forzarla.
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Bibliografía
GARCÍA, Pedro J. Alonso. (2005). “Riendo se entiende la gente: el humor en la clase de ELE”, La competencia pragmática y la enseñanza del español como lengua extranjera. Actas del XVI Congreso Internacional de ASELE, 124-132, Ed. 2006, Oviedo.
RODRIGUES DIAS, Sandra Cristina (2012). “El humor en clase: contribuciones para la enseñanza del español”. Actas del IV congreso de la enseñanza del español en Portugal, 28-43. https://sede.educacion.gob.es/publiventa/ImageServlet?img=15485.pdf&D=OK
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