¿Por qué no evaluar con tareas?
En una entrada anterior, hablé sobre cómo las tareas posibilitadoras facilitan la preparación para llevar a cabo una tarea final. Ahora, me gustaría enfocarme en la tarea final como elemento de evaluación. Como sabemos, la tarea final es una meta concreta que refleja algo que las personas hacen fuera del salón de clase, que necesita del uso de la lengua para llevarse a cabo y que tiene relevancia o importancia para los estudiantes. Esta tarea final también puede servir como instrumento de evaluación sumativa a través de la cual los estudiantes nos demuestran qué tan capaces son de llevarla a cabo con base en un criterio establecido. Si nuestras metas comunicativas están reflejadas en tareas finales, puede ser una buena idea usarlas como materiales de evaluación y así medir qué tanto o qué o tan bien la meta comunicativa se ha cumplido. En esta entrada expondré brevemente por qué la evaluación por tareas tiene sentido en el marco de enseñanza comunicativo, explicaré cómo se implementa y se evalúa mediante una tarea y rúbricas que sirvan de ilustración, y comentaré la fuerte influencia que tiene la evaluación por tareas en la instrucción.
Empecemos por establecer dos definiciones importantes que nos ayuden a darle sentido a la evaluación por tareas. Una es la definición de “comunicación” y la otra de “tarea”. El marco de enseñanza comunicativo, comunicación se define como la interpretación, negociación, y expresión de significado en un contexto y con un propósito (VanPatten, 2017). Una definición de tarea general, pero suficientemente útil para los propósitos de esta entrada, es la que Bygate et al. (2011, p. 11) nos proporcionan: una tarea es “una actividad que requiere el uso de la lengua, con un énfasis en el significado y para lograr un objetivo”. Como puede verse, hay una relación intrínseca entre tarea y comunicación. La tarea es en sí misma un acto comunicativo.
Si nuestra intención en la enseñanza de español como lengua adicional es el aprendizaje de la lengua con objetivos comunicativos relevantes para los estudiantes ¿cómo observar y medir que realmente esos objetivos se están logrando? Una deducción lógica es que el estudiante haga una tarea (1) de la cual obtengamos evidencia evaluable del uso de la lengua para expresar e interpretar significado, (2) dentro de un contexto definido, (3) con un propósito y (4) para cumplir una meta. Esto es, de acuerdo con Norris (2016), lo que es la evaluación con base en tareas.
Analicemos este ejemplo que corresponde a la tarea final de la lección 3 del libro Aula en acción 2 (p.69).
Se trata de dar una presentación a la clase de tipo informativo sobre algún mal del siglo XXI. Las instrucciones proponen tres temas: el estrés y la ansiedad, el síndrome FOMO, y la adicción a los videojuegos; sin embargo, pueden ser otros males sobre los cuales los estudiantes quieran presentar. La presentación debe incluir información que conteste las siguientes preguntas:
(1) ¿Cuáles son sus causas?
(2) ¿Cómo afecta la salud de las personas?
(3) ¿Qué se puede hacer para combatirlo?
Como puede verse, esta actividad cumple con la definición de tarea y de comunicación, ya que requiere de la expresión de significado con un propósito y en un contexto y sirve como material de evaluación de acuerdo con Norris (2016) porque es evaluable (ver abajo cómo) y tiene una meta (informar a la audiencia).
En la evaluación por medio de tareas, ésta se realiza mediante un criterio previamente establecido. Tal criterio puede ser tan simple como sólo determinar si la meta se ha cumplido (¿se llegó al lugar deseado o no?, ¿se hizo la reservación o no?, ¿se informó a la audiencia o no?, etc.) o puede determinarse con criterios adicionales, dependiendo del propósito de la evaluación y de los contextos en los que la tarea se llevará a cabo. En cualquier caso, para evaluar efectivamente el desempeño de los estudiantes al llevar a cabo una tarea es necesario entender muy bien su naturaleza. En esta presentación sobre un mal del siglo XXI, no solo es esencial como docentes saber lo que se espera de acuerdo con las instrucciones del manual, sino también saber cómo son las presentaciones de tipo informativo, qué características tienen en el contexto del salón de clase, qué recursos lingüísticos naturalmente se emplean y son útiles o necesarios en este tipo de presentaciones y qué evidencia mínima es necesaria para determinar que la tarea se ha cumplido. Esta información nos va a permitir formar un criterio de evaluación; es decir, nos dará ideas concretas del desempeño esperado que indique que se ha respetado la intención de la tarea y que sea útil tanto para los estudiantes como para los instructores.
Estos son dos ejemplos de rúbricas de evaluación que pueden ser adaptables a las necesidades y contextos de los estudiantes. El primero (figura 1) es un ejemplo relativamente sencillo, mientras que el segundo (figura 2) presenta una mayor complejidad al incluir muchos más criterios. Cada docente puede adaptar estos criterios de evaluación según lo prefiera. Es esencial, sin embargo, que los estudiantes conozcan a priori el criterio que se utilizará para evaluar su desempeño en la tarea.
Figura 1.
Criterio | Cumple las expectativas sólidamente | Cumple las expectativas mínimamente. | No cumple las expectativas |
Respeta la intención | La presentación trata de un mal del siglo XXI y da respuesta a las tres preguntas requeridas.
50 puntos | La presentación trata de un mal del siglo XXI y da respuesta a dos de las preguntas requeridas. 35 puntos | La presentación no trata de un mal del siglo XXI y/o da respuesta sólo a una o a ninguna de las preguntas requeridas.
20 puntos |
Calidad de la presentación | Saluda a la audiencia e indica apropiadamente el final de la presentación.
La información es correcta, la presentación está bien organizada, es atractiva e interesante. 30 puntos | Saluda a la audiencia e indica apropiadamente el final de la presentación.
Parte de la información no es correcta o hay información que no está organizada o no es atractiva o no es interesante.
20 puntos | No saluda y/o no indica el final de la presentación.
Gran parte de la información no es correcta y/o no está organizada, y/o no es atractiva y/o no es interesante.
10 puntos |
Uso de los recursos lingüísticos | Usa de manera adecuada los recursos léxicos y gramaticales para hablar de males físicos y mentales, para expresar sus causas y para proporcionar soluciones.
20 puntos | Usa de forma mayoritariamente adecuada los recursos léxicos y gramaticales para hablar de males físicos y mentales, para expresar sus causas y para proporcionar soluciones.
15 puntos | No usa de forma adecuada gran parte de los recursos léxicos y gramaticales para hablar de males físicos y mentales, para expresar sus causas y para proporcionar soluciones.
10 puntos |
Figura 2 (fragmento de una rúbrica del manual Aula en acción 2, publicado por Klett World Languages. El documento entero puede consultarse aquí)
Es importante reiterar que en la evaluación por tareas, el objetivo principal es el cumplimiento de la tarea. Es decir, en este caso, el objetivo es dar una presentación informativa acerca del tema tal y como lo requieren las instrucciones, y no necesariamente la precisión de los recursos lingüísticos (mucho menos cuando esta precisión ni tiene un papel fundamental en el cumplimiento de la tarea ni los estudiantes la han alcanzado todavía). Por lo tanto, sin perder de vista el papel natural o esencial que ciertos recursos lingüísticos pueden tener en la tarea, hay que evaluar de manera global y evitar que las estructuras gramaticales o léxicas secuestren el criterio de evaluación dándole demasiado peso o estableciendo expectativas poco realistas. Al final de cuentas lo que queremos ver es si el estudiante es capaz de llevar a cabo una tarea.
Por su alto potencial de revelar lo que los estudiantes pueden hacer auténticamente con la lengua, la evaluación mediante tareas es la forma por excelencia de evaluar el uso comunicativo de la lengua. Adicionalmente, por el impacto positivo que fomenta es un mecanismo poderoso para afectar la instrucción realmente comunicativa: Si a los estudiantes se les va a evaluar con una tarea que requiere el uso de la lengua, la instrucción se enfocará en eventos comunicativos que requieran el uso de la lengua (versus, por ejemplo, la práctica gramatical) que preparen al estudiante al cumplimiento exitoso de la tarea evaluativa. Por lo tanto y en conclusión una de las cosas más efectivas que podemos hacer para realmente ayudar a los estudiantes a usar la lengua significativamente y con un propósito —tal y como sucede fuera del salón de clases— es adoptar evaluaciones mediante tareas. Vale la pena darles una oportunidad.
Bibliografía
Bygate, M., Skehan, P., & Swain. (2011). Introduction. En M. Bygate, P. Skehan, & M. Swain (Eds.). Researching pedagogic tasks: Second language learning, teaching and testing (pp. 1-20). Pearson Education.
Norris, J. (2016). Current uses for task-based language assessment. Annual Review of Applied Linguistics, 36, 230-44.
VanPatten, B. (2017). While we’re on the topic: BVP on Language, Acquisition, and Classroom Practice. ACTFL.
pedro navarro
Excelente post, Claudia. Muy bien explicado y con ilustraciones muy adecuadas. ¡Enhorabuena!